Había una vez un chico que
vivía en una gran cuidad,
durante las vacaciones largos de verano se escapaba
de la aglomeración de las casas y calles y
con su bici viajaba hasta una granja de las montañas.
Le conocían bien allí y le encargaron hacer
pequeños trabajos de acuerdo a su edad.
Le gustaban mucho los animales, grandes y pequeños,
caballos, vacas, cerdos, cabras y otros mas,
tenia que limpiar sus establos,
casi no podía hacerlo con sus fuerzas de chico,
a pesar de todo, estaba contento,
el estaba con sus queridos animales,
vivía en plena naturaleza!
Había también un ternero,
solo bebía leche de vaca dos veces al día,
tenia que beber de un cubo grande, pero
no sabia, no tenia la teta de su madre para chupar la.
el labrador, su patrón, enseño a
nuestro amigo como se consigue que beba,
tenia que meter su mano
dentro la boca del ternero,
boca y mano dentro del cubo con la leche!
así aprendió de beber y le gustó.
También al chico le encantaba que le chupaba la mano!
entre sus piernas se despertó alguien,
primero no se atrevió, pero mas tarde
enseñó su joven pene al pequeño ternero,
este pensaba ver la teta de su madre y
empezó con fuerza chupar del miembro erguido,
chupaba y chupaba, nuestro amigo ya no podía mas,
el miembro le llegaba al fondo de su pequeño hocico y le hacia toser,
cuando salia la otra leche le gustó su sabor salado,
ya no quería soltar la teta tan rica encontrada!
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Desde entonces,
cuando nuestro chico quería dar leche de vaca al ternero,
este rozaba su cabeza contra el pantalón del chico,
pedía mas del rico zumo salado!
¿Quien podía negarse a un deseo así?
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¡Ocurrido en las verdes montañas de los Alpes!
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Hace 101 años, que Picasso pintó este cuadro
